Con la venia de la presidencia.

 

La deserción escolar es un fenómeno que genera elevados costos, tanto sociales como privados, por lo cual su atención se ha vuelto de interés prioritario en la agenda pública de los países que la padecen.

 

Entre los costos sociales de la misma se encuentran aquellos que derivan de disponer de una fuerza de trabajo menos competente y más difícil de integrar al mercado laboral, así como los surgidos de contar con un capital social poco capacitado para colaborar activamente en el desarrollo económico y social de la nación, lo cual, indudablemente, tiene efectos negativos en los niveles de bienestar de la población y provoca un desequilibrio entre los deberes y derechos ciudadanos.

 

Entre los costos privados de la deserción escolar, están la reproducción de las desigualdades sociales, la pobreza y su repercusión en la integración social.

 

Los individuos que carecen del conocimiento, de la formación y orientación que se obtienen en la escuela son más proclives a incurrir en conductas de riesgo que trastocan su seguridad, integridad física, salud, libertad e incluso su propia vida.

 

Al decidir o verse obligados a abandonar la escuela, los niños y adolescentes inciden negativamente sobre las posibilidades de llevar a cabo una vida adulta plena pues impiden que la escuela cumpla con las funciones que tradicionalmente se le han asignado.

 

La formación académica contribuye de manera directa en la obtención de un empleo digno, es decir, a mayor educación mayor probabilidad de alcanzar la estabilidad y el éxito laboral.

 

Ahora bien, se tiene que señalar que la deserción escolar no es una decisión individual pues está condicionada por diversos factores contextuales. Entre las principales causas de este fenómeno se encuentran la integración temprana al mercado laboral, situaciones familiares adversas, en ocasiones violentas, el rechazo de instituciones de nivel medio superior y superior, la falta de motivación y la reprobación escolar.

 

De acuerdo a datos obtenidos del documento “Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional”, elaborado por la Secretaría de Educación Pública, un millón 47 mil 718 niños y jóvenes que se inscribieron para cursar el ciclo 2012-2013 dejaron la escuela antes de que éste concluyera. La cifra anterior arroja un promedio de 5 mil 238 alumnos que dejan la escuela cada uno de los 200 días de clase que conforman un ciclo escolar.

 

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación señaló recientemente que la deserción escolar afecta al 20 por ciento de una generación de secundaria y hasta el 40 por ciento de una perteneciente al nivel medio superior. Uno de cada tres niños de 15 años se encuentra fuera de la escuela, y una quinta parte de los jóvenes de entre 18 y 24 años no culmina su instrucción, la mayor parte de nuestra población la integran los niños y jóvenes.

 

Por tal motivo, es necesario lograr la disminución de la cantidad de alumnos en riesgo de dejar de la escuela. Identificarlos, caracterizar las condiciones de su vulnerabilidad y buscar alternativas pedagógicas que favorezcan su permanencia en la escuela.

 

Detener el crecimiento de la deserción escolar, supone intervenir a nivel de la economía de las familias para evitar que los motivos económicos sigan siendo la principal razón por la cual más de un millón de niños y jóvenes se ven obligados a abandonar sus estudios.

 

En este sentido, resulta de suma importancia apuntalar económicamente a los estudiantes y sus familias. Es sabido que el Gobierno de la República ha realizado muy importantes esfuerzos con el propósito de apoyar a los niños y jóvenes en situación de desventaja, pues durante el ciclo escolar 2013-2014 se otorgaron 7.6 millones de becas para alumnos de escuelas públicas en todo el país, lo cual implica que actualmente 3 de cada 10 estudiantes recibe algún tipo de apoyo para continuar su formación académica.

 

No obstante lo valioso de dichos esfuerzos, éstos no han sido suficientes para conjurar el riesgo de que un cierto sector de niños y jóvenes mexicanos abandonen sus estudios por no contar con todos los elementos necesarios para garantizar su permanencia en la escuela, tales como útiles escolares, uniformes, alimentación y transporte.

 

En virtud de lo anterior, en el Partido Verde nos comprometimos en campaña a impulsar la implementación de un programa de becas especiales que brinde a los niños y jóvenes de los grupos sociales más vulnerables apoyos económicos suficientes para cubrir el costo de los uniformes, útiles escolares, transporte y alimentación que se requieren para garantizar la conclusión de los estudios que por Ley son obligatorios en nuestro país. Atendiendo a nuestro compromiso el día de hoy presentamos una iniciativa de reforma a la fracción octava del artículo 33 de la Ley General de Educación.

 

Es cuanto.

 

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO